Última de abono en Valdemorillo.

Mal pintan las cosas en esto de los toros. No va hacer falta que venga ningún Pablito, ni ningún grupito de perroflautas, ni nada por el estilo para darnos el último empujoncito. Es sabido que nosotros mismitos, los taurinos, nos estamos ahogando en un barro que empieza a llegarnos a la altura de la barbilla. Estamos atrapados en algo pegajoso, denso, espeso...

Todo lo anterior viene por el bochornoso e infumable espectáculo de Valdemorillo, pocos adjetivos para describir lo de este 2015 en la feria serrana. No puede ser que una feria en la que la tele suelta muchos billetitos, en la que el ayuntamiento aportará los suyos también y en la que los precios no son del todo populares que digamos, veamos 18 chotos, 18 marmolejos, 18 sardinas, en definitiva 18 trastos. No puede ser que a las puertas de la capital este digno oficio (no me gusta llamarlo arte) que es el de ser torero quede tan subestimado. Pero amigos la culpa es de ellos, de los taurinos, de los del jarte y el gin-tonic. Tienen en la mano la naranja, la cual van a exprimir hasta sacar el último céntimo de su jugo y cuando nada quede adiós a la tauromaquia, porque los que crían, lidian y contratan al toro le han perdido todo el respeto. El toro ya no importa, solo conviene llenarse la billetera y nada más, así de simple.

Pero vayamos a comentar la última de feria. Nos creíamos salvados con la de Cebada Gago y casi nos da un síncope. 6 toros feos, mal hechos, sin casta, mansos e inválidos casi todos ellos. Toreaban "Paulita", Escribano y Victor Barrio.

El primero de la tarde un bisonte americano de hechuras que embestía como lo debe hacer el casi extinguido cornúpeta de las praderas, topando y sin humillar se fue suelto de salida.Poco o nada hizo en la única vara que le dieron y fue nulo para la muleta de un Paulita que anduvo aseado.

El segundo igual de feo que el primero tuvo para no variar el mismo comportamiento que su antecesor añadiéndole un alto grado de invalidez. Escribano dio muchos saltos con los palos y muchos banderazos con la muleta. Estocada y una oreja regalada.

El tercero era para Victor Barrio. Voluntarioso y poco más el segoviano, verde ante un torito mansito que se iba por las afueras y que apenas humillaba. 1 oreja por media espada.

El cuarto fue otro animal con el que se estrelló Paulita. De salida humilló pero hechaba las manos por delante lo cual era sinónimo de su escasa fortaleza. En la muleta del zaragozano se desplomó mostrando su carente falta de poder y casta.

No se cumplió el dicho de no hay quinto malo. Hemos de decir que fue malo y manso a rabiar en el aspecto de un ganadero, para el de luces seguro que un bombón. No empezó del todo mal el novillito de Cebada puesto que humillaba, tenía recorrido y hasta empujó en el caballo. Debió de ser un espejismo porque en la primera tanda se vio su descastamiento, su falta de fuerzas y su mansedumbre. Acabó reptando hacia tablas como una culebra. Destaquemos que la agonía se hizo presente en la cuadrilla de Escribano cortando una oreja al toro que no había sido otorgada.

Cerraba la tarde y en consecuencia la feria otro toro feo de Cebada. De risa el nombre, Cachondito. Y es que iba a dar mucho regocijo su lidia a los taurinos que llegaron a pedir el indulto de un toro que no humilló y que apenas se tuvo en pie cuando Barrio le bajó la mano. Fue un torillo sin nada que transmitir. ¡Cómo para dejar simiente! Lo dicho un cachondeito. De Barrio diremos que mandó al toro cerca de El Escorial en sus naturales y que dejó una figura bien erguida y encajada por derechas.Toreó a media altura de poca transmisión. La gente entre tanta risotada y júbilo paso por alto el espadazo en los blandos y pidió las dos orejas. Vuelta al ruedo de traca para el de Cebada.

Navalcarnero 8 de Febrero de 2015.

Jorge de la Fuente.